Mi primer trabajo fue en una carpintería de aluminio y pvc en Padrón, un lugar que siempre llevaré en la memoria por la cantidad de aprendizajes que me dejó. Aunque al principio era algo completamente nuevo para mí, el tiempo que pasé en ese taller me enseñó mucho más que el oficio en sí; me brindó valores como la dedicación, la paciencia y la importancia del trabajo bien hecho.
Al comenzar, todo me parecía un mundo desconocido. El proceso de trabajar con aluminio y PVC requería una precisión y un conocimiento técnico que no imaginaba. Mi jefe y los compañeros fueron pacientes desde el primer día, explicándome cómo usar las herramientas, cómo medir con exactitud y cómo manipular los materiales. Recuerdo con especial cariño mis primeras tareas, que consistían en cortar piezas de perfiles de aluminio y PVC según los planos y ayudar a ensamblar ventanas y puertas. El taller estaba lleno de sonidos constantes: el zumbido de las sierras, el golpeteo de los martillos y el ruido de las máquinas dobladoras de metal.
Aunque al principio cometí errores —cortaba las piezas mal o tardaba más de lo debido en terminar una tarea—, poco a poco fui ganando confianza. A medida que me familiarizaba con las herramientas, empecé a entender la importancia de los detalles, ya que cada milímetro cuenta para que una ventana o puerta quede perfecta. Aprendí a colocar correctamente los burletes y herrajes, y a asegurarme de que las piezas ensambladas tuvieran un acabado pulido y sin fallos.
Uno de los mayores retos fue manejar los tiempos. Había pedidos con plazos ajustados, lo que implicaba trabajar de manera rápida pero sin comprometer la calidad. Esa presión me enseñó a organizarme mejor y a ser eficiente sin perder la atención en los pequeños detalles.
Aquel trabajo me dejó habilidades prácticas que siempre serán útiles, pero lo más importante fue el sentido de orgullo por el trabajo bien hecho. Desde la carpintería de aluminio y PVC en Padrón, aprendí que cada tarea, por pequeña que parezca, forma parte de un todo más grande. Y esa enseñanza me la llevé para siempre, aplicándola a otras áreas de mi vida.