Escribiendo una imaginaria guía de viaje 

¿Tú también tienes una profesión frustrada? Hay personas que soñaron con ser futbolistas, escritores o cirujanos, pero al final se tuvieron que “conformar” con lo que les había tocado. En mi caso creo que no me hubiera ido mal como escritor de guías de viaje. Visto desde fuera parece un trabajo ideal para el que le gusta viajar. Por ejemplo, imaginaos que os piden hacer una guía de Galicia. Pues estupendo, un viaje por Galicia con “todos los gastos pagados”.

La labor del viajero, en este caso, sería recorrer Galicia de aquí para allá conociendo todos los rincones posibles dentro de un límite de tiempo y recabando información práctica sobre el destino para ofrecer al lector. Por ejemplo, ¿a qué horas sale islas cies barco? Toda esa información, junto con la experiencia, más o menos objetiva del viajero, aparecerá en la guía.

Entonces uno se imagina al escritor de la guía de viaje siendo recibido con una alfombra roja en decenas de restaurantes gallegos. Porque, claro, una parte muy importante de cualquier guía de viaje son las recomendaciones. Así que el viajero se sienta en la mesa y recibe un menú completo cuidado hasta en el más mínimo detalle para que deje la mejor opinión sobre el sitio en su guía. Pero, ¿así es la realidad de las guías de viaje? Me temo que no.

A lo largo de mi vida he conocido a un par de personas que se dedicaban a mi profesión frustrada que me explicaron que no todo era coser y cantar. En algunos casos, no tienes contratado el proyecto antes de hacerlo, sino que creas la guía sin saber si se va a publicar o no lo que complica muchos las cosas. Pero, aunque sí sepas de antemano que la guía se va a publicar todo transcurre de forma más complicada.

De hecho, cualquier fallo en la información práctica puede echar abajo todo el trabajo. Por eso debes estar muy atento a detalles como el horario de islas cíes barco si estás con un guía de Galicia. Y lo de la alfombra roja para comer marisco hasta hartarse tampoco es exactamente así. Y es que el trabajo, siempre es trabajo, aunque sea el “trabajo de tus sueños”.