El casero 

Los arrendadores de pisos siempre tienen mucho temor a la persona que va vivir en el piso que ponen en alquiler. Casi todos, sobre todo aquellos que dependen financieramente de esos ingresos, tienen una especie de temor a dar alojamiento al mismísimo diablo, personas desaprensivas que solo piensan en destrozar casas y no pagar el alquiler. Siempre pienso que, si tanto miedo tienen a alquilar su propiedad, ¿por qué la alquilan entonces? Ah, claro, por el dinero, porque al final les sale muy rentable.

Lo que ellos no saben es que los inquilinos también tememos mucho a los caseros, pero en nuestro caso no tenemos alternativas. No podemos decir: “no tengo ganas de alquilar, voy a comprar un piso”. No, este negocio no funciona así. Así que a veces nosotros tenemos suerte con los caseros y otras, pues no. Y es un verdadero suplicio solventar cualquier contratiempo, como cambiar los Mecanismos para estores baratos si están estropeados. 

Cuando tu casero es de esos que sufre por cada céntimo extra que le cuesta la casa, vas a tener un problema. Reza para que no se rompa nada, trata la casa mejor aún que si fuera tuya porque como tengas algún problema, prepárate a sufrir. Lo primero es que los “manitas” que trabajan para esta clase de caseros, son más bien unos “manazas”. Te los envía para arreglar un roto o un descosido porque saben de todo, y no saben de nada. Si el mismo tipo que arregla la calefacción es el mismo que tiene que cambiar los Mecanismos para estores baratos, no suele ser buena señal.

Lo que pasa en muchas ocasiones es que, al poco tiempo, la calefacción vuelve a estar escacharrada y los estores vuelven a quedar atascados. Entonces dudas de si optar por arreglarlo tú mismo de tapadillo, buscando a un profesional de verdad con tal de no recibir en casa al manitas de turno y no tener que entrar en un proceso de negociación con el casero al que oyes teclear la calculadora al otro lado del teléfono. Así que cuando un casero teme a los inquilinos, tal vez deberían ponerse alguna vez a este lado, en el que no caben más alternativas que irse a otro piso a ver si te encuentras con un casero un poco medio normal.