Para hacer el tiramisú perfecto no necesitas demasiados ingredientes: azúcar, café negro, un toque de licor, como vino dulce o Amaretto, bizcochos, huevo y mascarpone. También un poco de cacao puro para espolvorear por arriba.
De todos los ingredientes, tal vez te preguntes mascarpone que es. Pues es un tipo de queso en crema típico italiano con un sabor muy particular que le da al tiramisú su toque especial.
El primer paso es preparar el café. Un vaso de café negro espresso que puede ser descafeinado si lo van a tomar niños (en este caso no se añade licor) y en el que se vierte un chorrito de licor para darle gusto. Se deja enfriar y se procede a preparar la crema.
Se toman tres huevos y se separan las claras de las yemas. Como el huevo no se va a cocinar, una forma de evitar que se estropee es realizando un proceso muy sencillo que, con el calor, contribuye a evitar problemas. No obstante, es un postre que siempre debe de estar en la nevera y consumirse rápidamente.
En un cazo se vierten tres cucharadas soperas de azúcar y dos de agua y se deja calentar revolviendo de vez en cuando. Mientras, con unas varillas se baten las yemas de huevo. Cuando el jarabe resultante está burbujeando por el calor, se va añadiendo a las yemas muy despacio, en un hilo, a la vez que se bate. Debe de repartirse por toda la mezcla y evitar que toque las varillas. Cuando las yemas estén blancas y hayan doblado su tamaño, se añade medio kilo de mascarpone. Se sigue batiendo hasta que está bien integrado y se guardan en la nevera.
Se procede a hacer lo mismo con las claras, colocando de nuevo la misma cantidad de azúcar y agua en el cazo para mezclarlo al igual que se hizo con las yemas. Esta vez hasta conseguir un punto de nieve duro. Sacamos la mezcla anterior de la nevera y, con una espátula de silicona, vamos añadiendo las claras a las yemas con queso hasta que quede perfectamente integrado.
Cogemos los bizcochos, mejor si son blandos, y los mojamos ligeramente en el café colocando una capa sobre una bandeja. A continuación, extendemos una capa de la mezcla que no sea muy gruesa, ya que no va a ponerse demasiado dura. Montamos las capas que queramos y decoramos la última capa de queso con el cacao puro. Dejamos varias horas en la nevera antes de servir.