Recomendaciones para pintar superficies de metal

El metal de puertas, marcos, calefactores, muebles, etcétera, se deterioran por la fuerza del uso y el paso del tiempo. La pintura proporciona un ‘escudo’ contra el óxido y la corrosión que son fruto de la humedad, la contaminación, las sales ácidas y otros enemigos declarados de este material. Cuando llega la hora de repintar, surge la necesidad de comprar pinturas proanox y otras marcas de calidad. Pero el quid de la cuestión está en el modo correcto de aplicarlas.

Las superficies de hierro, acero, aluminio, etcétera, requiere el uso de pinturas formuladas específicamente para estos materiales. Con diferencia, las acrílicas, epóxicas y de látex son las más recomendables, siendo relativamente fáciles de obtener en tiendas y cadenas de bricolaje.

El primer paso para pintar metal es efectuar una limpieza profunda de la superficie en cuestión. Como sucede en las paredes, la presencia de polvo, grasa y otras formas de suciedad debilitan la capa de pintura y afean su apariencia final.

Además, los elementos de hierro o cobre deben hacer frente a una amenaza mayor. De igual modo que la madera acumula hongos y bacterias, ciertos metales son vulnerables a la oxidación, respuesta natural cuando entra en contacto con el oxígeno y carece de protección contra el mismo.

Las manchas de óxido deben suprimirse antes de pintar, con ayuda de cepillos de cerdas duras, lijas especiales y combinaciones de cal y sal o de vinagre blanco y bicarbonato de sodio. Liberado el metal de esta corrosión, debe procederse en días de temperaturas moderadas, nunca con mucho sol y respetando el tiempo de secado —los fabricantes detallan el mismo en las indicaciones del producto.

Respecto al número de capas, los expertos recomiendan aplicar múltiples de escaso grosor, procurando extenderlas de modo uniforme, sin gotas en los bordes. Aplicar una única capa de gran densidad es un error.